La catedral en honor al Apóstol Santiago supone el máximo exponente del románico de toda la península ibérica y uno de los centros más representativos del cristianismo junto a Roma y Jerusalén.
Es por ello que miles de peregrinos acuden cada año, recorriendo alguno de los múltiples trazados jacobeos a la ciudad compostelana, por motivos religiosos o simplemente por el hecho de contemplar esta obra arquitectónica y artística declarada Bien de Interés Cultural, así como toda la ciudad vieja de Santiago de Compostela.
El Apóstol y la Catedral
Al contrario de lo que muchos puedan pensar, los restos del Apóstol no siempre reposaron bajo estas piedras.
Originalmente, tras el descubrimiento del sepulcro, el rey astur Alfonso II ordenó construir una pequeña capilla de piedra y barro en el mismo lugar donde se encontró el altar de mármol construido por los apóstoles.
El templo primigenio era bastante sencillo, contaba tan sólo con una planta y un cuerpo central rodeado por una columnata y un pórtico realizado con losas de granito.
Posteriormente, bajo el mandato de Alfonso III se decide aumentar este sepulcro dado el incremento exponencial de visitantes al mismo, construyéndose otro edificio anexo más amplio que el anterior, rodeando al antiguo presbiterio.
Pero casi a finales del siglo X, las tropas musulmanas arrasaron con esta obra prerrománica, conservándose milagrosamente el sepulcro original y permitiendo por lo tanto que miles de fieles continuaran venerándolo.
A continuación se construyó la iglesia románica, concretamente en el año 1075 y bajo orden de Alfonso VI y de Diego Peláez, el cual sería unos años más tarde sustituido en su cargo de arzobispo por el ya conocido Diego Gelmírez.
Las obras se prorrogaron durante varios años, constando en el Códice Calixtino que la colocación de la última piedra se produjo en el año 1122. Desde este instante, tanto el monarca Alfonso VI como el propio arzobispo trabajaron sin cesar en el empeño de incentivar y favorecer el peregrinaje a este lugar santo.
A pesar de ser inicialmente de estilo románico, sufre una importante remodelación en el siglo XVII, transformándola en una gran obra de estilo barroco. Las remodelaciones acometidas se realizaron principalmente en el altar mayor y en la cúpula, diseñándose también la famosa Puerta Santa y rematándose la gloriosa fachada del Obradoiro.
Parte Interior de la Catedral
Su interior se divide en tres naves dispuestas alrededor de una planta de cruz latina. Estas tienen una gran longitud, llegando aproximadamente a los veinte metros y alcanzando incluso los treinta y dos en el tramo abierto a la cúpula. Por lo tanto no es casual que este sea el templo románico más grande de toda España.
En cuanto a sus capillas, a lo largo de toda la catedral se esparcen hasta unas dieciséis, conservando algunas de ellas rasgos propios del románico. Estas se reparten entre las capillas de la girola y las del crucero, accediendo desde estas últimas a la famosa puerta de Platerías y al Tímpano de Clavijo.
De su altar mayor resalta sin lugar a dudas la imagen de Santiago peregrino, protegido por un impresionante baldaquino adornado con figuras de ángeles y presidido por una imagen ecuestre del propio Apóstol.
También en su interior se encuentra dos de los elementos más emblemáticos y característicos de todo el conjunto, el botafumeiro que desde la Edad Media purifica tanto a peregrinos como a visitantes cada año Santo, y el magnífico Pórtico de la Gloria, obra del maestro Mateo y realizado entre los siglos XII y XIII.
Bajo sus techos abovedados y piedras milenarias encontraremos el museo catedralicio, el claustro del siglo XVI y la cripta donde poder apreciar varios vestigios románicos y góticos.
Parte Exterior de la Catedral
Varias plazas rodean esta mastodóntica catedral.
En la de Platerías encontraremos la única fachada románica que se conserva de todo el templo, haciendo honor al oficio que allí se llevaba a cabo.
En el otro lado encontraremos la plaza de la Quintana, lugar presidido por la Puerta Santa y rodeado por la casa de la Parra y el convento de la Quintana de Vivos.
Por último, la catedral se encuentra custodiada por la plaza de la Inmaculada y por la de Azabachería, de nuevo en honor a los puestos de venta ubicados en la misma; a día de hoy aún podremos encontrar algunos de ellos aquí mismo.
Cabe resaltar la parte superior de la catedral: sus cubiertas. Estas se pueden recorrer bajo previa reserva gracias a una visita guiada que parte del palacio de Gelmírez. Sin duda las vistas desde lo alto dejarán sin aliento a más de un peregrino y turista intrépido en busca de emociones fuertes.
Visitar la Catedral de Santiago
Si quieres llegar a apreciar la grandeza de la Catedral de Santiago. Es la hora de que planifiques tu Camino para poder llegar a verla, te aseguramos que la peregrinación, cuanto más larga, más satisfacción produce al ver por fin la Catedral.
En este año 2019, hasta 2020, el interior de la Catedral estará cerrado por causa de las obras que se están realizando en ella.