Km 0 – Inicio
Desde A Rúa descendemos hasta Fontei, famosa por su Casa Grande y que nos demuestra una vez más la importancia y la presencia de nobles a lo largo de la historia en esta zona. Otro punto clave es el puente romano de la Cigarrosa, reconstruido en el siglo XVI y del cual se conservan pocos elementos originales, uniendo así esta localidad con la de Petín.
Volviendo a la antigua nacional que conduce a Monforte de Lemos, seguimos sobre asfalto durante los siguientes siete kilómetros, concretamente hasta Albaredos, punto limítrofe con la provincia lucense. Cruzamos por un lateral del pueblo pasando por la capilla de Santa Bárbara y rumbo a Montefurado, cruzando un poco más adelante la carretera y girando a la izquierda entre árboles y maleza. El claro perfil descendente de este camino nos augura la presencia de un arroyo, el de Ferreiros, sobre el cual pasaremos gracias a un puente semioculto.
Nos reencontraremos con la vía del tren antes de entrar en Montefurado, donde podremos hacer otro alto y visitar la iglesia barroca de San Miguel, cuyo color rojizo característico proviene de los elementos utilizados en su construcción y al paso del tiempo. El nombre de esta zona se debe a que en el siglo II se desvió el curso del río Sil, siendo necesario para ello “agujerear” el monte, de ahí el topónimo de Montefurado ( monte agujereado), para favorecer la extracción en las cercanas minas de oro.
Desde aquí nos toca ascender, viéndonos recompensados gratamente en lo alto con las espectaculares vistas del túnel y de las antiguas minas a cielo abierto. Tras cruzar la pequeña Hermidón salimos de nuevo a la carretera siguiéndola hasta un desvío a mano derecha que nos conducirá hasta el arroyo de A Escrita y a la capilla de San Juan das Farrapas, lugar donde muchos vecinos aseguran que los peregrinos se desprendían de sus ropajes para evitar sufrir contagios de infecciones y enfermedades tras un largo viaje.
También pasaremos cerca del antiguo molino de aceite de Bendilló, utilizado para extraer el conocido como “oro líquido” de los olivos cercanos, reconstruido para que todo aquel que así lo desee pueda rememorar cómo realizaban esta ardua tarea. Tras esta parada descendemos en busca de la nacional, la cual nos conducirá hasta Soldón y a su río, en apenas unos dos kilómetros. A la vera del Sil podremos descansar y relajarnos un poco en sus aguas gracias al área recreativa habilitada para ello junto a un molino. Reemprendemos la marcha cruzando el río Soldón de nuevo hacia la carretera nacional, siguiéndola por el arcén hasta desviarnos un poco más adelante a la izquierda hasta Sequeiros. El trazado no pasa directamente por esta localidad sino que nos lleva bajo la N-120 dejando siempre el río a mano izquierda.
Rápidamente alcanzaremos el castillo de Novaes, en el montículo conocido como Monte do Castelo y construido sobre un antiguo castro. Aprovechando las laderas del monte, desde este emplazamiento se controlaba todo el valle del Sil y Quiroga, pudiendo apreciar la ya conocida Cruz de Malta en su entrada, muy habitual a lo largo del trazado jacobeo ya que la Orden de Malta controló buena parte de este territorio.
El acceso a esta fortificación del siglo X está mal señalizado y se encuentra algo oculto pero merece la pena desviarse y visitarlo ya que además podremos disfrutar de unas estupendas vistas. Volviendo al trazado giramos a la derecha internándonos en un camino de tierra y un poco más adelante a la izquierda, descendiendo hasta el arroyo de Novaes y al puente anexo a él. Ahora tocará ascender de nuevo, por el antiguo camino Real y aproximándonos cada vez más a Quiroga. Antes pasaremos por los lugares de San Xulián de Arriba y Caspedro, desde donde podemos elegir cómo llegar a este municipio dentro de la conocida como Ribeira Sacra.
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