Km 0 – Inicio
Abandonamos Padrón en busca del río Sar, cuyo puente cruzamos para volver por la iglesia de Santiago. Ya en el paseo del Espolón nos dirigimos a la rúa Murgarán para más adelante girar a la derecha por la rúa Corredeoira da Barca y Dolores. Cruzamos de nuevo el río y entramos ya en Iria Flavia, parroquia del ayuntamiento de Padrón donde según cuenta la tradición predicó por primera vez el Apóstol Santiago en territorio español. Además, fue aquí donde arribaron sus discípulos en una barca de piedra, la cual amarraron en un pedrón, de ahí el actual nombre de Padrón. Dicho “pedrón” actualmente se encuentra en el altar de la iglesia de Santiago de Padrón.
Tras esta parada obligatoria, reemprendemos la marcha en búsqueda de la N-550 y de la vía ferroviaria, la cual cruzamos con mucha precaución. Pasaremos por delante de varios establecimientos, un hotel y un restaurante, dejando ahora sí atrás el asfalto para sumergirnos en una consecución de pequeñas aldeas y barrios. A la altura de Vilar nos reencontramos con la vía del tren y posteriormente de nuevo con la carretera, la cual deberemos cruzar y continuar por el arcén para entrar en A Escravitude. Aquí podremos visitar el santuario con ese mismo nombre, construido en el siglo XVI sobre la denominada “Fonte Santa”. Cuenta la leyenda que las aguas de sus aguas sanaron a un peregrino que padecía hipopresía y se dirigía a la ciudad compostelana para rogar su curación. En el transcurso del mismo, paró en esta fuente de la cual bebió y a los tres días después estaba totalmente sano. Así exclamó: “Grazas, Virxe, que me libraches da escravitude do meu mal” (Gracias, Virgen, que me libraste de la esclavitud de mi mal”), de ahí proviene el nombre de este enclave. Dejando a un lado este santuario tomamos un desvío a Cruces, y más concretamente a su iglesia de Santa María. Una vez más nos encontraremos con las vías ferroviarias, cruzándola de nuevo con mucha precaución ya que es otro paso a nivel sin barreras. Un poco más adelante, enlazamos con la N-550 a la altura de A Picaraña, donde encontraremos varios establecimientos.
Seguimos caminando por el arcén de la carretera hasta llegar a un área de servicio, donde nos desviamos a la izquierda rumbo a Faramello y Teo, el cual cuenta también con un albergue. Comienza aquí lo duro de la etapa. Unas sendas ascendentes nos conducirán a Rúa de Francos, pequeña aldea desde donde podremos desviarnos si así lo deseamos hasta Castro Lupario (a unos dos kilómetros y medio aproximadamente) también conocido como castro de Beca. Se cree que este emplazamiento castrexo fue capital de los Amaecos y lugar de residencia de la reina Lupa, personaje de la mitología gallega y que aparece en el Códice Calixtino. La leyenda dice que fue en su casa donde se depositaron momentáneamente los restos del Apóstol a su llegada a Iria Flavia. Volviendo a la rúa de Francos, también se encuentra aquí la ermita de San Martiño y uno de los cruceiros más antiguos de Galicia. Descendemos una vez más hacia las vías del tren para cruzarlas en este caso por un paso elevado llegando así a Osebe y al Camino del Río Tinto hasta Pedreira.
La entrada a o Milladoiro es bastante incómoda, por la presencia de un aserradero próximo A Grela y un área comercial. Tras superar este barrio dormitorio de Santiago volvemos a introducirnos de nuevo momentáneamente en una zona arbolada antes de coronar el Agro dos Mosteiros, desde donde podremos recuperar el aliento y apreciar ya la figura de la Catedral y sus torres. Descendemos aún con la majestuosidad de la Catedral en nuestras retinas hacia Rocha Vella, perteneciente a la parroquia de Conxo. Más adelante tendremos que cruzar el ya conocido río Sil de nuevo a la altura de Ponte Vella para acceder Conxo, donde destaca la iglesia de Santa María situada en un hospital psiquiátrico. Ya estamos a las puertas de la ciudad jacobea. Tan sólo debemos proseguir por las rúas de Sánchez Freire, García Prieto, la avenida de Rosalía de Castro y la de Juan Carlos I. Así llegamos a la Alameda, un gran parque con tres partes bien diferenciadas: el paseo de la Alameda, la carballeira (o robledal en castellano) de Santa Susana y el paseo de la Herradura. Cruzamos por un paso de peatones y llegamos a la Porta Faxeira, desde la cual accedemos al casco histórico de la ciudad.
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