Km 0 – Inicio
Nos despedimos de Villafranca cruzando el río Burbia, por las calles de la Concepción y del Espíritu Santo, siguiendo el transcurso ahora del río Valcarce, paralelos a la carretera. Los cinco kilómetros que restan para llegar a Pereje los recorreremos por el margen izquierdo de una senda muy próxima a la carretera. Atravesamos el pueblo para volver a la senda peatonal anterior hasta llegar a un área de descanso, desde donde cientos de castaños y el sonido del río Valcerce nos guiarán a Trabadelo, el siguiente núcleo urbano. Aquí podremos aprovisionarnos o tomar un pequeño respiro en alguno de los establecimientos, creados la mayoría al amparo del Camino. Tendremos que volver a la senda anterior, previo cruce de un arroyo, que finalmente nos conducirá a La Portela de Valcarce y a su iglesia parroquial barroca dedicada a San Juan Bautista. Salimos de nuevo en busca de la autovía N-6 por su margen izquierdo, alcanzando tras recorrer dos kilómetros la estación de servicio de Valcarce, muy conocida por los conductores que entran y salen de Galicia ya que está abierta las 24 horas del día y cuenta con un restaurante e incluso un hotel. Al otro lado de la vía está la población de A Portela, cuyo nombre se cree que deriva del impuesto conocido como “portazgo”, el cual se cobraba en esta zona como un tributo de paso al entrar y salir de la comunidad gallega.
Unos metros más adelante debemos tomar un desvío hacia Ambasmestas a la izquierda, donde confluyen los ríos Balboa y Valcarce. Posteriormente entraremos en Vega de Valcarce, localidad con todos los servicios necesarios donde podremos avituallarnos y coger fuerzas para la subida a O Cebreiro. Dos kilómetros más adelante, en Ruitelán, comenzaremos a notar el ascenso, tomando un poco más arriba un desvío a mano izquierda con dirección a Las Herrerías, donde en el barrio del Hospital se encontraba un antiguo albergue y sanatorio de peregrinos. Aquí tendremos que prepararnos tanto física y mentalmente para lo que tenemos por delante, una senda asfaltada que asciende durante algo más de un kilómetro. Abandonaremos el firme asfaltado un poco más arriba, a mano izquierda por una senda, si viajamos sobre ruedas continuaremos de frente. Otro arrollo sale a nuestro encuentro, en este caso el de Refoxo, animándonos a seguir ascendiendo hasta La Faba, pequeño pueblo donde podremos ver una bonita iglesia barroca. Además, es en este templo donde se oficia una misa ecuménica todos los días a las ocho de la tarde, abriendo así las puertas del templo a todos los peregrinos sea cual sea su religión. Continuando nuestro ascenso sin desfallecer, si levantamos la mirada podremos observar ya la cima, rodeada de inmensos castaños y robles; ya tenemos Galicia a un tiro de piedra.
Antes de aproximarnos a nuestra meta tendremos que pasar por Laguna de Castilla, última población de esta comunidad autónoma. Allí encontraremos algún que otro servicio y podremos apreciar ya las edificaciones prerrománicas de las pallozas. Es conveniente prestar mucha atención al abandonar el pueblo, siguiendo el camino de la izquierda indicado por un mojón, ganando poco a poco altitud. Un poco más adelante, una señal nos indica que ya estamos pisando tierras gallegas. A pesar de ser una subida pronunciada, las vistas en lo alto nos devolverán las fuerzas perdidas, alentándonos a seguir un día más. Entramos en O Cebreiro, parroquia enmarcada en los bellos parajes de Los Ancares y lugar donde la leyenda sitúa la realización del milagro de la Eucaristía. Además de sus singulares pallozas podremos visitar la iglesia prerrománica de Santa María la Real.
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