San Martín Pinario
El monasterio compostelano de San Martín Pinario es una de las tres instituciones altomedievales más antiguas de la ciudad de Santiago y, junto con la Catedral y el monasterio de Antealtares, estará en el origen mismo de la ciudad actual y en el fundamento de su carácter jacobeo.
En estos preliminares intentaremos situar y enmarcar su origen en la historia del Cristianismo en Galicia y en su relación con el hecho jacobeo y el culto al Apóstol Santiago en el occidente europeo.
Historia
El monasterio de San Martín Pinario es uno de los tres edificios altomedievales más antiguos de la ciudad de Santiago y, junto con la Catedral y el monasterio de Antealtares, está en el origen de la ciudad y su tradición jacobea.
La historia de la ciudad empieza con el descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago en el siglo IX. Un ermitaño, de nombre Pelayo, y el obispo Teodomiro de Iria Flavia son los protagonistas de este histórico acontecimiento, que el rey de Asturias y Galicia, Alfonso II el Casto comprueba personalmente con su presencia.
El rey ordena levantar una iglesia sobre la tumba. Aunque humilde, será la primera basílica compostelana. Por orden del monarca y para atender al culto del Apóstol, contará con dos pequeños monasterios prácticamente anexos a los muros del templo. El primero de ellos, haciendo honor a esa proximidad, se llamará de Antealtares. El otro, un pocos posterior y quizá con monjes enviados por el propio rey desde Asturias, será el de Santa María de la Corticela, primer germen de S. Martín Pinario.
En el siglo IX, sobre la pequeña basílica de Alfonso II el Casto, se construyó la nueva catedral prerrománica de Alfonso III, el Magno. La obra invadió los espacios circundantes. Tanto los monasterios como las dependencias del obispo debieron ser reubicados y trasladados hacia atrás. Se mantiene la iglesia de la Corticela, pero sus monjes construyen ahora una nueva casa, fuera de la muralla, al pie de un pinar. El gran obispo Sisnando I les hace grandes donaciones, junto con Ordoño II, rey de Galicia y sucesor del Rey Magno.
Tras la razzia de Almanzor del año 997, el santo obispo, Pedro de Mezonzo, el autor de la Salve Regina, autoriza un oratorio dentro del nuevo monasterio, dedicado a S. Martín de Tours. La vieja comunidad, nacida al pie de la tumba del Apóstol, tiene ahora nueva ubicación y nuevo nombre: S. Martín Pinario que, en torno a 1100, adoptará la regla de S. Benito.
Según la Historia Compostelana, esta iglesia fue sustituida por otra mucho más grande, cuya construcción remata en torno a 1112 y que es consagrada por el arzobispo Gelmírez. Pero durante toda la Edad Media, los monjes de San Martín Pinario siguen realizando actos litúrgicos en la iglesia de la Corticela, que es remodelada nuevamente durante el episcopado de Juan Arias (1238-1266). Es entonces cuando alcanza su configuración actual, pero separada de la Catedral, y todavía lo seguirá estando en el 1500.
Poco más sabemos de la primera obra, prerrománica y románica, de S. Martín Pinario, salvo por algunas piezas pétreas que se conservan en el actual museo y algunos trozos de arcos reutilizados en la actual ala oeste del monasterio y en alguna dependencia interior.
San Martín contó con un hospital de peregrinos regentado y administrado por el monasterio. Estaba en la actual plaza de Azabachería y se cree que fue construido en el siglo X. Gelmírez lo restauró y amplió en el XII y desde el siglo XVI, el edificio se conoció con el nombre de Hospital viejo. Su sostenimiento dependía de las limosnas y de varias rentas que aplicaba un Mayordomo, que pasó a ser nombrado por el Prelado compostelano.
Con el tiempo, en especial por la construcción del Hostal de los Reyes Católicos a finales del siglo XV, el viejo hospital del que hablamos se convirtió en el llamado Estudio Vello para estudiantes pobres de la facultad de artes. La magnífica portada de este viejo Hospital, de estilo gótico tardío, se reaprovechó para el nuevo colegio de San Xerome, que fue comprado por el monasterio de San Martín. Esta hermosa portada todavía se puede admirar en la plaza del Obradoiro, en la actual sede del Rectorado de la Universidad.
El esplendor de San Martín Pinario, siglos XVII-XVIII
A medianos del siglo XVII los benedictinos de San Martín Pinario dejaron la iglesia de la Corticela, que pasó a ser parroquia de peregrinos extranjeros. En la segunda mitad del siglo XVIII, una nueva remodelación volverá a alterar ligeramente la construcción, borrando los vestigios de la obra prerrománica.
Pero en 1494, San Martín Pinario ya había pasado a depender de la Congregación de San Benito de Valladolid e iniciado un difícil y sorprendente proceso de recuperación y esplendor en todos los campos.
La economía del monasterio alcanza cotas insospechadas. La riqueza económica deriva de sus rentas, que llegan a constituir un enorme patrimonio. Más de 30 monasterios se anexionan a San Martín, con sus rentas y beneficios, quedando muchos de ellos como prioratos. Los prioratos atienden espiritualmente la población de extensos territorios, pero son también verdaderas unidades de producción, en forma de granjas y de cobro y administración de beneficios. Las “tullas” (una zona del monasterio lleva aún este nombre) y bodegas de la obra actual de San Martín Pinario todavía dan una idea del volumen de cereales y vino que llegaba al monasterio. Pero San Martín atendía también y administraba beneficios de casi un centenar de parroquias y de siete ermitas más.
Se reimplanta la pureza de la regla y el espíritu de la orden hace crecer de día en día el número de monjes. De los tres a que se había visto reducido a finales del siglo XV, pasa a 50 a finales del siglo XVI. En 1614 tenía 78 y en 1752, 92. La mayoría son foráneos, al igual que los abades, pero San Martín Pinario pasará a jugar un gran papel en la historia de la ciudad y de Galicia.
La labor social y caritativa de los monjes de San Martín se centra especialmente en la limosna, el verdadero carisma de la caridad benedictina. La inmensa mayor parte de sus cuantiosas rentas serán distribuidas anualmente, en forma de raciones de pan, carne y vino, a peregrinos, pobres de la ciudad o ambulantes y a mendigos habituales, así como limosnas en metálico y ayudas a otras instituciones, caso del Hospicio fundado por el arzobispo Rajoy y el Hospiciode Huérfanas de Casas Reales, o de otros conventos de Santiago y de la propia orden.
La fachada Sur (fachada principal) de San Martín
Es la fachada Sur, que se alza frente a la catedral. Comenzó a levantarse en 1671, con proyecto de Fray Gabriel de las Casas y su construcción duró 41 años. El monje arquitecto representa aquí una opción clasicista, frente a las exuberancias decorativas de sus contemporáneos en Santiago.
Los extremos se elevan en forma de torres y, posteriormente, Fernando de Casas y Novoa enmarca el pórtico central con cuatro gruesas columnas de orden dórico que flanquean una imagen de San Benito bajo un elegante balcón. El conjunto se corona con una peineta que aloja el escudo real. Encima, San Martín, a caballo, compartiendo su capa con un mendigo.
El ala Oeste
Paralela a la estrecha calle de Val de Dios, es la más monolítica y de mayor longitud y altura del conjunto monástico. Sin embargo, su revestimiento exterior, a base de sillares lisos y numerosos ventanales sencillos, es de reconstrucción reciente (s. XX), porque amenazaba ruina. En algunas partes de esta fachada podemos encontrar restos de las construcciones más antiguas del monasterio, algunos probablemente sean de origen románico o prerrománico.
El exterior de la fachada de las “tullas”
Se inició a mediados del S-XVII y fue modificada en el S-XIX por Fernando de Casas, que elevó su altura y remató con una gruesa cornisa. Es también de Fernando de Casas la Puerta de los Carros, situada al final del muro y realizada en 1740. Ejecutada con más preocupación estética que funcional, tiene aire de retablo con dos pisos y con San Martín Obispo en relieve, en el superior. Se corona con frontón semicircular partido.
Pero estamos en una calle estrecha, a Rúa da Moeda Vella, nombre que nos recuerda que estuvo por aquí una ceca de acuñación de moneda, privilegio concedido por el rey Alfonso VI al arzobispo Gelmírez en el S-XII. Debió ubicarse en alguna de las casas de la parte derecha, desde donde ascienden varias calles estrechas. En una de ellas, la Rúa das Campanas de
San Xoán, se alza sobre el muro una desnuda espadaña. Era el campanario exento de la capilla del Socorro de la iglesia de San Martín Pinario, que, durante algún tiempo, fue parroquia independiente bajo la advocación de S. Juan.
La fachada de la iglesia
Es iniciada en 1590 por el arquitecto portugués Mateo López, que dirige la obra hasta 1606, año de su muerte. La fachada se inspira en las de Santa María de Pontevedra, Santo Domingo de Viana do Castelo y otras obras portuguesas. Por entonces, España y Portugal habían logrado la ansiada unidad ibérica, perseguida insistentemente por continuas uniones matrimoniales e incluso con cuatro invasiones militares, dos a cargo de Portugal y dos a cargo de Castilla. Finalmente, Felipe II de España se había convertido también en Felipe I de Portugal, reconocido como tal por las Cortes portuguesas reunidas en Tomar.
Este hecho había intensificado notablemente los intercambios culturales y artísticos entre ambos países y la presencia de Mateo López en San Martín Pinario es también una muestra.
El portugués diseña aquí una fachada retablo, sin torres, llena de simbolismo y decorada con motivos de talla menuda, típicos de la última generación renacentista. Está dedicada a visualizar las glorias de la orden benedictina bajo la protección de la Virgen Maria. Se configura con tres cuerpos y tres calles, separadas éstas por tríos de columnas, a ambos lados de la calle central.
Los almohadillados laterales son todavía de inspiración renacentista y, en el frontón triangular superior, San Martín de Tours sigue partiendo su capa con un mendigo, que resultaría ser el propio Cristo.
HORARIO
En invierno de martes a sábado de 11:00 a 13:30 y 16:00 a 18:30, domingos de 11:00 a 13:30.
En verano (meses de junio y septiembre) todos los días de 11:00 a 13:30 y 16:00 a 19:00.
TARIFAS
General: 2.50€
Tarifa reducida (estudiantes, mayores de 65 años, peregrinos y grupos de más de 13 personas con cita previa): 1,50€
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